martes, 15 de marzo de 2011

Donatello.

Introducción.

Donatello fue un famoso artista y escultor italiano, nacido en Florencia a finales del siglo XIV. Junto a Brunelleschi y Masaccio, fue uno de los padres del renacimiento, y uno de sus autores más conocidos. Donatello destacó en una fuerza innovadora en el campo de la escultura monumental y en el tratamiento de los relieves, donde logró representar una gran profundidad dentro de un mínimo plano (“Stiacciato”).



Entre sus obras más importantes destacan el David de bronce en el museo del Bargello, el Púlpito exterior de la catedral de Prato, la estatua ecuestre de Gattamelata en Padua, la María Magdalena penitente en el museo dell'Opera del Duomo en Florencia y Judith y Holofernes en el Palacio Vecchio.

El artista fue educado en la casa de la familia Martelli, una de las que se disputaban el poder en aquella época en Florencia. Su primera formación la recibió en un taller de orfebrería. Entre 1402 a 1404 viajó a Roma con Brunelleschi, para estudiar el arte de la Antigüedad. Vieron gran cantidad de ruinas antiguas que pudieron estudiar y copiar para posteriormente inspirarse en ellas. Su estancia en Roma fue decisiva para el completo desarrollo del arte italiano en el siglo XV: fue durante ese periodo cuando Brunelleschi estudió las medidas de la cúpula del Panteón y de otras construcciones romanas. Las construcciones de Brunelleschi y los monumentos de Donatello fueron la expresión suprema del espíritu en la era en que la arquitectura y la escultura ejercieron una potente influencia en los pintores de esta época.

Donatello, en 1404 regresó solo a Florencia, para trabajar en el taller de otro de los grandes artistas del Renacimiento, Lorenzo Ghiberti, donde ayudó en la realización de la cera para la fundición de los modelos de la puerta norte del Baptisterio de San Juan, hasta 1407. Esta actividad le permitió adquirir los conocimientos fundamentales de joyería y orfebrería. De hecho, en 1412 existe una nota en el registro de la corporación de pintores que lo nombra como orfebre.

Su Obra.

El “David” para la catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, fue su primera obra documentada en 1408. Muestra una escultura elaborada, para los contrafuertes del coro de la catedral, y presenta un contraste perfecto entre sus elementos. Donatello la realizó en mármol con una altura de 190 cm. La gran meticulosidad del acabado nos recuerda la influencia que aún tenía el autor del oficio adquirido durante su aprendizaje en el taller de Ghiberti.

En los años sucesivos realizó numerosas obras en mármol, terracota, bronce y madera para diversos mecenas y ciudades. “El Pequeño profeta” fue realizado para el exterior de la Puerta de la Mandorla en la misma catedral, y también está considerado como de los primeros trabajos producidos por Donatello. Sin embargo hay una controversia sobre su atribución, al margen de las diferencias estilísticas entre las dos figuras de los pequeños profetas, que pueden ser debidas a la inexperiencia por la juventud del artista, también por la semblanza con obras similares de otro artista de la época. En la actualidad, el profeta se atribuye, en mayoría, a Donatello, sobre la base de comparaciones con otras obras de la misma época, como el David en mármol.

Pequeños Profetas.
 
Entre 1409 y 1411 realizó la colosal figura sedente de San Juan Evangelista, que hasta 1588 ocupó una hornacina en la fachada antigua de la catedral, al lado del portal central, con otros tres evangelistas de autores diferentes: San Marcos de Niccolò di Piero Lamberti, San Lucas de Nanni di Banco, San Mateo de Bernardo Ciuffagni.

San Juan Evangelista, en el Duomo, Florencia.

Desde 1990 se encuentra colocada en una capilla del Duomo. En esta obra Donatello dio expresión a su manierismo gótico tardío y no sólo con las referencias cruzadas con la noble postura de las antiguas estatuas, sino buscando una verdadera humanidad en la expresión del rostro del santo con la disposición frontal, probablemente influido por la cabeza del Júpiter capitolino, hombros y torso geométricamente simplificados de acuerdo con la concepción semicircular, en la parte inferior de la figura la estilización favorece una naturalidad más acentuada, las manos son realistas y el ropaje que envuelve las piernas aumenta los volúmenes de los miembros. La estatua con su carga de fuerza contenida representó un importante modelo para el Moisés de Miguel Ángel.

Profeta Habacuc o Zuccone.

El “Profeta Habacuc”, conocido popularmente como “il Zuccone” (el calabacín), fue realizado para colocarlo en el lado norte del campanario, una de la peores caras para su visualización, pero una vez hecha la obra, los comitentes de la catedral quedaron tan satisfechos, que cambiaron su colocación al lado oeste, parte que queda en paralelo con la fachada de la catedral. En esta escultura, Donatello, realizó el retrato de un personaje de Florencia llamado Barduccio y que el pueblo lo llamaba Zuccone, es decir, calabacín, por su cráneo alargado y calvo y de aquí también el nombre popular de la escultura. Al profeta, Donatello lo representó con una extrema delgadez y con una larga túnica por donde se le aprecian los brazos desnudos con una excelente anatomía, lo más impresionante, es el carácter que supo dar a la expresión del rostro, con un intenso realismo.

Relación con la Familia Medici. 

Cosme de Medici. Gran mecenas del Renacimiento italiano.

Donatello fue contemporáneo de Cosme de Medici, produciéndose su fallecimiento en 1465, sólo dos años antes que el gran escultor. Fue el fundador del mecenazgo de los Medici. Amante del arte y de las ciencias, puso al servicio de las mismas su fortuna con la liberalidad de un gran señor, toda Florencia siguió su ejemplo. Gran coleccionista, se hizo aconsejar por Donatello con el que entabló amistad y le animó en sus adquisiciones artísticas. De joven estuvo en la casa de Ruberto Martelli, familiar de los Médici, con su trato amable y sumiso, se ganó su favor así como todos los de sus parientes. El prestigio social que adquirió Donatello, el hijo de un cardador, demuestra lo que podía lograr un artista en la Florencia del siglo XV, hasta llegar a tener esa gran relación con el rico y poderoso Cosme de Medici.

Curiosamente, sin embargo, no se han conservado los documentos de los encargos directos de la familia Medici a Donatello, pero son varias las esculturas realizadas bajo su patrocinio. Entre ellas destacó el David de bronce.

El David de bronce.

Uno de los principales encargos de Cosme de Médici fue la obra del David realizada hacia 1440, para situarla en los jardines de su palacio de Florencia, donde permaneció hasta el año 1495, cuando Piero de Médici fue expulsado de la ciudad y la estatua trasladada al patio del Palazzo Vecchio. En la actualidad se encuentra en el Museo del Bargello.

Es una obra representativa del Quattrocento italiano, con la exaltación del cuerpo humano, que por primera vez se representaba desnudo en bronce, de tamaño natural, desde la Antigüedad clásica. Donatello representó un gran conocimiento de los clásicos unido al concepto humanista del renacimiento, buscando la perfección de la belleza en el cuerpo del joven David. El cuerpo está modelado por amplias y sencillas masas, con composiciones en diagonales, que demuestran el claro contorno de sus líneas.

Se encuentra la escultura firmemente apoyada sobre su pierna derecha, y el pié izquierdo sobre la cabeza de Goliat vencido, con una pose marcadamente descuidada, donde se muestra una influencia clara del estilo de Praxíteles, que se conoce también como contrapposto.

Ghiberti: Concurso de las Puertas del Baptisterio de Florencia.

Introducción.

Una grandiosa revolución en la historia del arte tuvo dio en Florencia, a comienzos del siglo XV: la escultura, a diferencia de la pintura renacentista, nació de manera brusca, y podríamos decir, de la noche a la mañana. Con ella se despertó el Renacimiento, siendo algunos géneros romanos modelos de los escultores florentinos. No será una simple copia, sino una superación el mundo antiguo romano, llegando a niveles inverosímiles e impensables hasta aquel instante. Simboliza el nuevo antropocentrismo que desplaza la vieja teoría medieval.
Lorenzo Ghiberti fue el primer gran escultor del siglo XV. Nacido en Florencia a finales de siglo XIV, fue escultor, orfebre, arquitecto y escritor del arte italiano del Quattrocento. Comenzó su actividad artística como orfebre. Sin embargo, su auge no llegó hasta el 1401, año en que participó en el Concurso de las Puertas del Baptisterio de la catedral de Florencia, resultando el vencedor, dejando atrás a Brunelleschi, el otro finalista. Su triunfo en el concurso resultó decisivo para su vida, puesto que la magnitud de la tarea requirió la creación de un taller de gran tamaño, que se convertiría en el principal de la ciudad durante medio siglo. En él se formaron figuras destacadas del Renacimiento.


El trabajo en esta puerta (Segunda Puerta del Baptisterio de Florencia) duró más de veinte años (de 1403 a 1424), y se incluyeron veinte episodios de la vida de Cristo y ocho tallas de santos, de un estilo minucioso, cercano al gótico.

Posteriormente, tras la finalización de su obra, ocurrió algo que incluso el propio Ghiberti no podía concebir a priori: su obra tuvo tanto éxito que el gremio de comerciantes de Florencia le encomendó la ejecución de la tercera y última puerta doble del mismo Baptisterio, sin concurso previo como solía hacerse, la cual acabó en 1452 (solo 3 años antes de su muerte, por ello suele llamársele “Hombre de una sola obra”, ya que dedicó su vida a su gran genialidad, además de otras obran sin importancia). Incluso le permitieron cambiar el número de las imágenes que estaban propuestas. Ésta está decorada con diez bajorrelieves de bronce dorado que representan escenas del Antiguo Testamento, en un estilo totalmente diferente al anterior, en el que se aplican consecuentemente las reglas de la perspectiva renacentista. Miguel Ángel bautizó esta puerta como “Puerta del Paraíso”, nombre con que se la sigue conociendo actualmente.

Puerta del Paraíso. Baptisterio de la Catedral de Florencia.


Ghiberti acumuló varios relatos del Antiguo Testamento en diez compartimientos suficientemente grandes para poder desarrollar los fondos en perspectiva, los paisajes y pintorescas representaciones con muchas figuras que sólo se anunciaban en sus puertas anteriores. La maestría de Ghiberti llega al punto de que, atendiendo a las leyes de la óptica, las figuras a lo lejos parecen de bulto entero y no de mediorelieve. La maravilla de un increíble efecto plástico, superando hasta los mismos resultados de los pintorescos relieves helenísticos, en lugar de ser una traba para el artista es un motivo de invención y nuevos efectos para todas las escenas reunidas. Quizás lo más sorprendente de estas diez composiciones sean los fondos con palpitantes definiciones de espacio y de ambiente. Incluso utilizando el punto de fuga de la teoría de Brunelleschi, no todo se resuelve con una fría geometrización de espacio, sino que adapta los efectos de atmósfera con una sutileza pasmosa que viene determinada por formas difuminadas

Concurso de las Puertas del Baptisterio.
 
El Quattrocento se abre en Florencia con una competición entre escultores: el concurso para la segunda puerta de bronce del Baptisterio (la primera, de Andrea Pisano, era de 1336). Participaron entre otros, Lorenzo Ghiberti (23 años) y Filippo Brunelleschi (24 años), que fueron los dos finalistas del concurso. Los concursantes tenían que presentar una imagen en bronce del “Sacrificio de Isaac”, en relieve, como los de la puerta del Trecento.



Ghiberti muestra todos los elementos del relato bíblico: Isaac, Abraham, el altar, el ángel, el carnero, los criados, el asno, la montaña. Su cultura clásica le sugiere una referencia, el sacrificio de Ifigenia, y una interpretación alegórica del hecho histórico: la renuncia a los afectos personales en aras a la obediencia a un imperativo superior. No representa un drama, sino que evoca un antiguo rito sacrificial. Las figuras están vestidas a la antigua y el frontal del altar presenta un friso clásico: sabemos así que el hecho ha acaecido en un tiempo remoto y no tiene ya fuerza dramática. Isaac, en un bello acto de ofrecimiento, ostenta las proporciones perfectas del cuerpo desnudo; Abraham arquea su alta figura con un movimiento airoso. Con el fin de que la mirada pueda detenerse sobre la belleza de los particulares, la historia presenta un tiempo ralentizado: hay una amplia cesura entre el hecho principal y el secundario, entre la escena del sacrificio y los criados que se han quedado al pie del monte, y esta cesura viene marcada por la erecta cresta de roca que corta diagonalmente el campo y que sirve también de obstáculo que refleja y regula la iluminación de ambas partes. Esta transversal coordina también dos órbitas de movimiento: la larga curva falcada de Abraham y la opuesta, más breve e inversa, del cuello del asno. Estos ritmos de movimiento encuentran eco en las curvas del marco: el movimiento no se concentra en una acción, sino que se disipa en el espacio luminoso. De hecho, la acción está aún en suspenso: Abraham no ha asestado el golpe, el ángel está distante en el cielo, Isaac no está aterrado, y el carnero está sobre la montaña.

Lorenzo Ghiberti: Sacrificio de Isaac.

La historia de Brunelleschi dura mucho menos. Los actos de las figuras son simultáneos y forman un único movimiento que gira en torno al fuerte resalte del cuerpo de Isaac. Las fuerzas se encuentran: toda la masa extendida del cuerpo de Abraham empuja a la mano que va a hundir el cuchillo, mientras que la otra mano vuelve brutalmente la cabeza de la víctima descubriendo su garganta indefensa. El busto de Isaac se dobla bajo el empuje, pero en las piernas aparece ya un punto de resistencia y de reacción. El ángel cae desde el cielo: su figura es una trayectoria tensa que termina en la mano que aferra la muñeca de Abraham, mientras que con la otra indica al carnero reacio. El choque de tres voluntades contrastadas se concentra en el número de las cabezas y de las manos en el vértice de un triángulo que rompe el ritmo de las curvas del marco. La base está formada por los criados y el asno, pero su carácter ajeno a la acción se intensifica aún más: el drama parte de cero y súbitamente alcanza su culmen. Por si fuera poco, algunas de las figuras de Brunelleschi se salen del marco y del espacio requerido, algo inadmisible para alguien de su talla.
Ghiberti describe el espacio en una sucesión de planos y episodios; Brunelleschi lo construye mediante la simultaneidad de los movimientos, el equilibrio dinámico de su contraposición.

Filippo Brunelleschi: Sacrificio de Isaac.

¿Por qué ganó Ghiberti el concurso?

¿Cuál de los dos escultores es más natural? Ghiberti. Trata que paisaje y figuras se encuentren proporcionados; estudia las exfoliaciones de la roca y las frondosidades de los árboles, hace correr la luz a lo largo de los planos y los puntos salientes, canaliza la sombra en los surcos de la forma. Brunelleschi ve poco o nada del paisaje: un trozo de roca lejano y convencional, un árbol que debería estar distante y a cuyo tronco se adhiere, sin embargo, un pliegue del manto de Abraham volado por el viento.

¿Cuál de los dos es el más estudioso de la antigüedad? Ghiberti. Evoca trajes antiguos, inserta ornamentos clásicos, reencuentra -quién sabe cómo- el gusto pictórico e incluso la cadencia poética de los relieves helenísticos. Brunelleschi se limita a citar, en la figura de uno de los criados, el motivo clásico del joven que se saca una espina del pie.

¿Cuál de los dos es más revolucionario? Brunelleschi, sin duda alguna. El espacio de Ghiberti es un espacio natural en el que ocurre un cierto hecho. Brunelleschi elimina el espacio natural y hace el vacío; y en este vacío construye un espacio nuevo con los cuerpos, los gestos y la acción de los personajes.
Parece ser que la decisión no fue tan unánime como el propio Ghiberti nos recuerda: vacilaron entre Ghiberti y Brunelleschi y se propuso asignar la ejecución a ambos, aunque Brunelleschi declinó participar en la ejecución. La indecisión de los expertos se comprende si pensamos que, de hecho, estaban tomando partido por dos vías de modernidad. Pero formalmente, el diseño de Ghiberti era muy superior al de Brunelleschi. Ganó porque los expertos pensaron que poseía un dominio de la técnica más seguro que el de su rival: realizó su trabajo, el “Sacrificio de Isaac” de una sola vez, mientras que Brunelleschi soldó sobre una placa de bronce siete bloques fundidos por separado. Éste era un aspecto muy importante, ya que el coste de la obra de Brunelleschi sería siete veces mayor que el de Ghiberti.